Clarinetista peruano


Dentro del universo de nuestro estudio musical se encuentran en cercana órbita nuestro maestro. ¿Te has puesto a pensar porqué es necesario tener uno? ¿No sería más rápido y económico practicar por tu cuenta y guiarte con algunos métodos y vídeos que se encuentran en la red? La respuesta rotunda es no. 

Por siglos, la enseñanza de la música se ha desarrollado para acumular un gran conocimiento de cómo impartir clases a nuevos músicos. Un principiante carece de este conocimiento y por tanto no tiene las herramientas para diseñar su progreso (la palabra clave aquí es "diseñar"). Un maestro te ahorrará mucho tiempo y sabrá guiarte para sacarte de tu zona cómoda y llevarte más allá de tus posibilidades presentes. Sólo así uno progresa, de la mano de un buen maestro que diseña estrategias para que mejores día a día y que no te dice un simple "esta mal, práctica más".

En música, uno recurre a un maestro por otra importante razón que va más allá del conocimiento: por su habilidad de observarte y escucharte en maneras que tú no lo puedes hacer. Por ejemplo en el deporte, la observación es literal: si deseo nadar de cierta manera, no puedo ver el movimiento completo de mi cuerpo pero me será muy beneficioso si alguien me observa y me hace llegar sus sugerencias profesionales. Muy poco de nosotros podemos tener una clara y honesta impresión de nuestro progreso y desempeño. Por esta razón, los más grandes deportistas a nivel mundial aún mantienen a sus entrenadores y maestros. Si encontraste a un buen maestro, confía en él y dedícate a aquello que te apasiona bajo su atenta mirada.

(Coloquio Musical CNM y Clariperu, 7 de enero. Lima, Perú)

Publicado el 2 de enero del 2013. Aquí el texto original en Facebook